LUNA MIGUEL

Conocía a Ricardo Limassol (México, 1987) de las redes sociales y ayer me llegó su primer libro, editado por una editorial independiente llamada Juan Malasuerte. El libro se titula Jóvenes sin futuro, les habla su capitán, y es una maravilla: un catálogo de lo que podrían ser pequeños manifiestos, declaraciones de intenciones y odas a esta complicada generación nuestra. El poeta habla de tú a tú. El poeta no es poeta sino capitán. El capitán tiene un ejército de otros poetas, uno cojo, otro tuerto, otro pobre, pero todos hermosos. Todos los hombres y todas las mujeres hermosas de este tiempo que compartimos enfermos, obsesos, drogados... Además este libro se puede leer online, así que no os lo perdáis. Sigamos la pista al gran Limassol. Jóvenes sin futuro: hoy él nos guía. 

PLAYGROUND

En 2013 publicó el libro Jóvenes sin futuro, les habla su capitán, en una edición tanto digital como en papel. En los poemas que lo componen hay una mezcla de desesperanza y de ironía que nos lleva a pensar que, a pesar de todo, nuestra generación sobrevivirá gracias al humor. Limassol es uno de los mexicanos jóvenes poetas más valorados del momento, y es muy activo y misterioso en las redes sociales. Dentro de poco verá la luz su segundo libro al que pertenecen estos breves versos:

Esas personas de allá

No son peligrosas

Solamente son feas.

CUBARTE

Una vez más el Centro Cultural Dulce María Loynaz, en esta capital, se apropia de todas las expectativas culturales que casi semanalmente brinda a sus visitantes —escritores, estudiantes, académicos y público asiduo—, para dar a conocer no solo a jóvenes talentos nacionales en el campo de la literatura, sino también a otros quienes, dentro del contexto latinoamericano y caribeño ya inician un rico quehacer en el ámbito de las letras de este continente. Ello ocurrió con el joven poeta mexicano Ricardo Limassol.

“No obstante vivir en un país como México, donde existen tantos monstruos consagrados en el género poesía —desde Octavio Paz, José Gorostiza y José Emilio Pacheco, entre muchos otros—, este poeta para su fortuna, con 27 años de edad y con dos libros publicados, está fuera de esas influencias, y escribe una poesía que calificaría como desintoxicada”, afirmó durante la presentación de su colega azteca, el poeta Ricardo Alberto Pérez Estévez (La Habana, 1963).

Destacó a continuación que la obra poética de Limassol “nace de una necesidad espiritual, de sobrevivir a la propia rudeza y rispidez que significa la realidad cotidiana, al igual que significa un modo de vencer todo lo que a veces entra como destino en nuestras vidas tratando de derrocarnos o vencernos. En este sentido su poética es una experiencia muy auténtica, muy limpia en el sentido más estricto de la palabra y, ante todo, muy singular. Una singularidad que avizora una poética que, aunque incipiente, puede elevarse hasta donde determinen las posibilidades de este autor, poseedor de una fuerza muy particular en su escritura en verso”.

El periódico digital Cubarte indagó con Limassol la razón por la cual… algunos de sus poemas en su reciente título Todo menos trabajar (1), comunican un cierto dolor interno, ¿existen o han existido en su vida motivos, hechos, circunstancias que le hayan convocado a escribirlos de esa forma?

“Me gusta hablar directamente, ir al grano, al igual que negarme a disfrazar las cosas. Si hay algo importante es hablar sobre el suicidio. La sociedad donde nací y vivo enfrenta problemas que continúan siendo temas tabúes, y entiendo que la única forma de llamar la atención al respecto es planteando las cosas tal como son, sin ocultamientos, y tratando de inculcar siempre que cualquier situación se desprende de la realidad, que ella no es producto de actos divinos. Comunico a la gente a través de mi poesía a que despierte, a que no ignore la realidad o se encierre en vaguedades. Sin abandonar, por supuesto, su humanidad y espiritualidad. Asimismo se piensa en ocasiones que aquellos con pensamientos suicidas son personas nulas en principios y objetivos ante la vida. Y no es así. Todo en la vida tiene una razón de ser y de producirse, y esas personas pueden ser salvadas si existe voluntad. Por ejemplo, cuando ocurre la muerte de un poeta producto de un suicidio, nadie se pregunta la causa. En este sentido diría que todo ello trato de comunicarlo en mi poesía en forma de denuncia, para pensar más profunda y humanamente, aunque parezca contentiva de un cierto dolor interno”.